Estamos
acostumbrados a pensar en la inteligencia como una capacidad unitaria o que
abarca varias capacidades. Sin embargo, en oposición a esos enfoques de perfil
más bien reduccionista, Gardner propone un enfoque de inteligencias múltiples.
Se trata de un planteamiento sugerente, y acaso también provocativo, que
permite problematizar sobre el fenómeno de la inteligencia más allá del
universo de lo cognitivo. Una inteligencia, para Howard Gardner (1995),
«implica la habilidad necesaria para resolver un problema o para elaborar
productos que son importantes en un contexto cultural». Si nos detenemos a
mirar lo que involucra esta concepción de inteligencia para el intelecto
humano, podemos observar: La resolución de problemas: Frente a este aspecto se
puede decir que el tener un problema para resolver significa que la actividad
mental siempre tiene una meta: «resolver dicho problema», y persiguiendo este
propósito establece unas estrategias o mecanismos para alcanzarlos.
Además,
es importante considerar que los problemas van desde los simples a los
complejos, y por consiguiente, tanto remendar un vestido como hallar la vacuna
para una enfermedad mortal constituyen problemas que reflejan el intelecto
humano. La creación de un producto cultural: Creaciones cuya importancia están
demarcadas por las culturas, igualmente se puede decir que van desde productos
rudimentarios pero útiles, pasando por tecnologías sociales, hasta el
desarrollo de la llamada tecnología dura, todas ellas en función del
mejoramiento de la calidad de vida de las sociedades humanas. De aquí que
podemos señalar que tanto una casita elaborada por un albañil especial llamado
popularmente «el maestro de obra», como el diseño y construcción de un
rascacielos llevado a cabo por un arquitecto representan expresiones de la
inteligencia de las personas. Una vez ilustradas las implicaciones cognitivas
que conlleva el ejercicio de una inteligencia, veamos cuáles son las múltiples
inteligencias identificadas por Gardner: Inteligencia lingüística. Se refiere a
la adecuada construcción de las oraciones, la utilización de las palabras de acuerdo
con sus significados y sonidos, al igual que la utilización del lenguaje de
conformidad con sus diversos usos. Por ejemplo, los poetas, novelistas, entre
otros. Inteligencia musical. Se refiere al uso adecuado del ritmo, melodía y
tono en la construcción y apreciación musical. Por ejemplo,
Beethoven...Shakira. Inteligencia lógico-matemática. Referida a la facilidad
para manejar cadenas de razonamiento e identificar patrones de funcionamiento
en la resolución de problemas.
Inteligencia espacial. Referida
a la habilidad para manejar los espacios, planos, mapas, y a la capacidad para
visualizar objetos desde perspectivas diferentes. Por ejemplo,
Gasparov....arquitectos.
Inteligencia intrapersonal.
Señala la capacidad que tiene una persona para conocer su mundo interno, es
decir, sus propias y más íntimas emociones y sentimientos, así como sus propias
fortalezas y debilidades. Por ejemplo, Gandhi...Freud.
Inteligencia interpersonal.
Muestra la habilidad para reconocer las emociones y sentimientos derivados de
las relaciones entre las personas y sus grupos. Por ejemplo, Nelson
Mandela...líderes.
Inteligencia naturalística. Se
refiere la habilidad para discriminar y clasificar los organismos vivos
existentes en la naturaleza. Estas personas se reconocen parte del ecosistema
ambiental. Por ejemplo, Darwin... biólogos. Además de estas inteligencias, hoy
Gardner (2000) se encuentra investigando dos probables nuevas inteligencias, es
decir, aún son planteamientos hipotéticos: La inteligencia moral y la existencial.
Inteligencia moral:
Referida a las capacidades presentes en algunas personas para discernir entre
el bien y el mal, preocupadas por el respeto a la vida y a la convivencia
humana.
Inteligencia existencial.
Señala la sensibilidad por la existencia del ser humano, se muestra inquieto
por reflexiones sobre la trascendencia humana, sobre alfa y omega. Los seres
humanos pueden conocer el mundo de ocho modos diferentes, que Gardner llama las
ocho inteligencias humanas: lingüística, lógico-matemática, espacial, musical,
corporal, naturalista, interpersonal e intrapersonal. Cada sujeto tiene su
propio perfil de inteligencia, o sea, será más competente en algunas
disciplinas y menos en otras.
Criterios
para ser Inteligencia. Para fundamentar su teoría el autor plantea que para que
una inteligencia pueda ser considerada como tal debe cumplir los siguientes
criterios:
1. El
potencial aislado por daño cerebral
2. Una
historia evolucionista de las habilidades
3. La
identificación de unas operaciones o habilidades básicas
4.
Susceptibilidad a la codificación en sistemas simbólicos
5.
Poseer una historia evolutiva
6.
Estudios en poblaciones excepcionales como los retrasados mentales, los
prodigios, entre otros
7.
Apoyo en tareas experimentales en psicología
8.
Apoyo en hallazgos psicométricos
ORÍGENES DE LA PROPUESTA
De
acuerdo con las propias palabras de Gardner (1995), cuando publicó su teoría en
1983 encontró poca acogida entre los colegas: «Mi teoría gustó a unos cuantos
psicólogos, desagradó a unos pocos más y la mayoría la ignoró». Sin embargo,
hay que destacar de esta circunstancia que cuando ya se encontraba convencido
de que su proposición estaba condenada al olvido, como tantas otras en la
historia de la disciplina, inesperadamente comenzó a recibir una gran atención
del sector educativo, y al respecto manifestó que «Existía otro público con un
auténtico interés por mis ideas: el público de los profesionales de la
educación». Analizando detenidamente este hecho se puede apreciar que no es una
simple coincidencia, pues refleja una cuestión de carácter epistemológico. La
teoría no recibió en ningún momento una aprobación dentro de la disciplina en
que se originó, ya sabemos que la comunidad de psicólogos la ignoró, se
suscitaron debates en torno a ella de forma amplia y rigurosa. Pero por otro
lado generó un gran interés en el campo educativo y familiar, por lo que
comenzó rápidamente a ser aplicada, lo cual propició el surgimiento de nuevas
prácticas pedagógicas e institucionales. En pocas palabras, podríamos decir que
constituyó una teoría no consensuada en su disciplina de origen, pero acogida
por un sector de los educadores, por lo que pasó a servir de fundamento para
nuevas prácticas que revierten en modificaciones del propio perfil profesional
del educador. La teoría se legitima a través de la apropiación y del uso y no
mediante algún modelo de verificación científica. Las circunstancias educativas
y las relacionadas con la psicología que rodearon el surgimiento de esta
propuesta teórica, ha llevado a muchos autores a reconocerla como un hecho
social con independencia de su exactitud científica. De manera autocrítica
Gardner se ha anticipado a señalar la necesidad de seguir investigando y
evaluando la aplicación de su propuesta, así como algunas tareas científicas
pendientes. En las motivaciones iniciales del autor no estaba la gran
influencia que generó en la educación, más bien tenía un gran interés como
psicólogo en aportar a su propia área de especialización; lo plantea cuando
señala: «Pensaba sobre todo en una contribución a mi propia disciplina de la
Psicología del desarrollo y, de manera más general, a las ciencias cognitivas y
conductuales. Deseaba ampliar las nociones de inteligencia hasta incluir no
sólo los resultados de las pruebas escritas sino también los descubrimientos
acerca del cerebro y de la sensibilidad a las diversas culturas humanas. Aunque
analicé las implicaciones educativas de la teoría en los capítulos finales del
libro, mi enfoque no se dirigía al salón de clases» (Gardner, 1994).
En las
ciencias sociales, y específicamente de la educación, la teoría de las
«Inteligencias Múltiples» representa ese caso en el que la teoría, previo a su
aplicación, ha recibido una aprobación manifiesta, lo que generalmente no
ocurre en los tradicionales procedimientos de la ciencia. Podría decirse que
aún no se considera una teoría plenamente aceptada y ubicada fuera de toda
duda. Sin embargo, sí podría plantearse que se ha derivado de las
retroalimentaciones científicas propias de las aplicaciones de esta teoría, que
el proceso mismo que ella ha seguido en el campo científico y aplicado y que
las pretendidas fórmulas de verificación que proporcionan los manuales, con sus
especificaciones detalladas, definiciones precisas y pasos lógicos que llevan
sin error de una cosa a la otra, no son el único camino para la construcción
del conocimiento. Hoy puede considerarse que si aparecieran en un futuro
evidencias que generaran dudas sobre los fundamentos de esta teoría, eso no
provocaría obligatoriamente una revisión de las prácticas pedagógicas ya
establecidas, pues como ya se ha señalado antes, esta propuesta recibió el
respaldo del sector de los educadores, de manera independiente de su carácter
de teoría formulada y aprobada. Además, ella ha llevado a que se reformule y
renueven viejos asuntos no sólo en la educación sino con relación a las
sociedades humanas que anhelamos construir, donde cada ser humano se reconozca
valioso e inteligente con mucho que aportar y con la posibilidad de realizar
sus sueños desarrollando sus potenciales cognitivos. Gardner rompe con el
esquema tradicional de inteligencia dándole al concepto un nuevo significado al
referirse con él a una amplia variedad de capacidades humanas. Congruente con
esto, casi todos podemos reconocer la existencia de la creatividad en la música
o en la plástica, las sorprendentes habilidades del cuerpo, el liderazgo o el
trabajo en equipo, pero agrupar todo esto bajo la misma categoría es una
decisión polémica y valiente, pues el concepto de inteligencia se ha reservado
exclusivamente para cuestiones asociadas al lenguaje y los números, y se ha
dejado de lado o de reconocer, en otro orden de ideas, otras capacidades
humanas a las que se les denomina talento, habilidad, competencia, destreza,
ingenio en campos diferentes al lógico-matemático y el lenguaje, pero en ningún
caso son reconocidas como expresión de inteligencia.
EL ENFOQUE DE LOS SISTEMAS SIMBÓLICOS
Las
concepciones anteriores acerca de la cognición humana (la del CI, la piagetiana
y la del procesamiento de la información) se han centrado en habilidades
lógicas o lingüísticas y han ignorado la biología, el problema de la
creatividad y la diversidad cultural. Gardner se inscribe a sí mismo dentro del
enfoque de «Sistemas Simbólicos», que encuentra sus fundamentos en la filosofía
contemporánea de mediados del siglo XX con filósofos como Susan Langer, Federic
Northon, entre otros, quienes sostienen que la capacidad comunicativa del
hombre da lugar al desarrollo de su capacidad para la creación de símbolos.
Capacidad que le permite al ser humano distinguirse de los animales y
desarrollar su cognición. Dentro de este enfoque encontramos un cambio de
paradigma en la ciencia pues se pasa de una preocupación por establecer la
relación mente-cuerpo al interés por estudiar la capacidad comunicativa y de
creación de símbolos, que se constituye en fuente de la cognición humana.
Para
Gardner es importante destacar las capacidades simbólicas del ser humano en la
comprensión de la inteligencia. En este orden de ideas, Feldman señaló que
ciertos logros, como los lógico-matemáticos, son universales, pero otros están
sólo en determinadas culturas; por ejemplo, leer puede ser algo más valorado en
ciertas culturas que en otras. Por otro lado, están los dominios simbólicos
singulares, presentes en uno o en muy pocos individuos, que motiva a Felman a
estudiar al niño prodigio, en el cual podría considerarse la conjunción de
varios factores: una inclinación inicial, educación familiar, la educación
formal, etc. Ajeno a estas consideraciones, Piaget no explica, por ejemplo,
cómo puede alguien ser precoz en un área y en otra no, como sucede en los
prodigios. Hay muchos sistemas simbólicos posibles, y de esta diversidad no
informan las teorías anteriores sobre la inteligencia. Se puede señalar,
además, que estas teorías han dejado de lado la relación del intelecto con la
cultura y con el sistema nervioso en cuento a su organización, su desarrollo y
sus fallas o dificultades. En este contexto, Gardner asume una posición crítica
frente al concepto tradicional de inteligencia, pues contempla que la
inteligencia ha sido, en términos generales, concebida dentro de una visión
uniforme y reduccionista, expresada en un constructo unitario y/o un factor
general; se ha considerado que se puede medir en forma pura con la ayuda de
instrumentos estándares; hasta el momento su estudio se ha realizado en forma
descontextualizada y abstracta, con independencia de los factores situacionales
y desafíos y oportunidades que le ofrece la cultura. Lo que explica por qué se
ha mantenido la presunción de que es una propiedad estrictamente individual, propia
de la persona y no de su entorno, en las interacciones con otras personas, en
la acumulación de conocimientos, en la asimilación de las herramientas que le
brinda la cultura.
LAS MÚLTIPLES INTELIGENCIAS
Históricamente
se ha concebido la existencia de una inteligencia única como expresión de la
cognición humana, la cual era susceptible de cuantificación al ser evaluada con
un instrumento cuyos resultados numéricos señalaban la magnitud del desarrollo
de la misma en el individuo. Los últimos hallazgos de la psicología cognitiva,
con autores como Howard Gardner, nos muestran que en realidad tenemos por lo
menos ocho inteligencias diferentes. Los seres humanos poseemos este espectro
de inteligencias, y nos diferenciamos por el nivel de desarrollo y la
configuración particular, derivada de la dotación biológica de cada uno, de su
interacción con el entorno y de la cultura propia en su momento histórico.
Las
combinamos y las usamos en diferentes grados, de manera personal y única.